Distinción del Centro de Cultura Tanguera Alfredo Belussi

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Tango, Radio y más Historias, blog distinguido por su aporte a la difusión del Tango, sus autores e intérpretes.

sábado, 14 de enero de 2012

Roberto Firpo - Biografía - 14-1 -12



                                                                 


ROBERTO FIRPO


Nació en Las Flores (provincia de Buenos Aires) el 1O de mayo de 1884 y murió en Buenos Aires el 14 de junio de 1959. En 1956, al cumplir las bodas de diamante con el tango desató una agria polémica cuando se atribuyó una intervención decisiva en la composición de La Cumparsita. Entonces cumplía sesenta años La gaucha Manuela, su primer tango, que nunca llevó al disco (cosa que hizo Pacho en 1913). En esa época tocaba en El Velódromo, sobre la avenida Alvear. con el violín de Alcides Palavecino y Juan Carlos Bazán al clarinete. Como se ve. en 1906. antes de que el barón De Marchi organizara las demostraciones del Paláis de Glace y del Palace Théatre. el tango se bailaba ya en el barrio Norte. Lugares nocturnos al fin, se poblaban de patoteros y cocottes. Por supuesto, los patoteros que aún no se llamaban así. sino la indiada, podían incluir también a los jóvenes hijos de aristócratas y aun de próceres.
Lo cierto es que Roberto Firpo. que en 1906 tenía veintidós años. había estudiado con Alfredo Bevilacqua, optimo maestro y autor de tangos memorables (Independencia, Emancipación, etc.). Su labor discográfica comenzó un poco más tarde y cubrió poco menos de cincuenta años. entre Argañaraz (1912) y su milonga El repique (1959). Su obra escrita es vastísima y registra títulos como Et gallito, De pura cepa, El amanecer; Didí. De madrugada y, entre decenas y decenas, Alma de bohemio, que instaló el tango romanza tres años antes de que Delfino compusiera Belgique.
Se incluye a Firpo, naturalmente. en la llamada guardia vieja, junto a Canaro y a Maglio. Tal vez podría revisarse el concepto; tal vez podría decirse que fue una especie de puente entre la guardia vieja y la guardia nueva. entre el tango iletrado (no por eso menos genial: al contrario. más genial todavía. como lo demuestran Arolas y Bardi) y el que, como quiera que hubiese sido, había pasado por el conservatorio.
Sebastián Piana se quejaba permanentemente de la poca importancia que la tangología asigna a Roberto Firpo. Solía decir que había llevado al tango cierto aire romántico, acentuado en sus valses, como Noches de frío y Recordando el pasado. Romántico es un adjetivo equívoco. Piana lo empleaba con el valor que Daría le dio en La canción de los pinos, cuando se preguntaba: ¿Quién que es no es romántico?; es decir, como trae la Academia en cuarta acepción, sentimental, generoso y soñador. ¿De dónde sacó Firpo su romanticismo (notorio también en Arolas, pero éste es posterior a Firpo, en términos cronológicos)?
Alguna vez dejó dicho que sin duda lo llevaba impreso en su temperamento, pero debió habérsele manifestado en los ejercicios de piano a los que debía entregarse cuando de jovencito, comenzó a pulsar ese instrumento. Entonces estaban de moda los llamados valses Boston, que, como nadie ignora, constituían una especie americana, de carácter melódico, sin arranques rítmicos. A la luz de esos valses, descubrió, seguramente, Firpo su temperamento romántico. Más técnicamente dice Piana: “El contorno melódico de cada uno de sus valses es de honda expresividad y sentimiento, elementos que permiten al intérprete efectuar libertad de frasco y acelerar o retener caprichosamente el ritmo”.
En su larga carrera tuvo Firpo orquestas grandes, menores y un cuarteto. Por esos conjuntos pasaron figuras señeras del tango, desde Arolas a Pedro Maffia, incluyendo a Canaro y a Fresedo. Su orquesta de los años treinta, lenta y, aunque de lineal de sonoridad muy rica, con su flauta a veces, otras con su serrucho, se escucha todavía con verdadero placer estético (los años de Teófilo Ibáñez, de Carlos Varela, de Príncipe Azul). Y las interpretaciones al piano que dejó en 1914 -El gallito, Sentimiento criollo, El amanecer, El bisturí- mantienen una frescura cura inmarcesible. Increíblemente, Fresedo sólo le grabó Alma de bohemio y Didí. Y Pugliese. que tocó en su orquesta, además de esas dos, El amanecer y Marejada, pero trece piezas a Julio De Caro.